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Despedida

domingo, 7 de septiembre de 2008





Quiero ser partícipe de la difusión de un bellísimo poema del recientemente desaparecido Alejandro Aura, quien ha decir verdad, yo no había tenido la fortuna de leer hasta el día de ayer gracias a un programa radiofónico de la UdG .


DESPEDIDA

Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta,pedir los abrigos y marcharnos,aquí se quedarán las cosas que trajimos al sigloy en las que cada uno pusimos nuestra identidad;se quedarán los demás, que cada vez son otrosy entre los cuales habrá de construirse lo que sigue,también el hueco de nuestra imaginación se quedapara que entre todos se encarguen de llenarlo,y nos vamos a nada limpiamente como las plantas,como los pájaros, como todo lo que está vivo un tiempoy luego, sin rencor, deja de estarlo.




¿Se imaginan el esplendor del cielo de los tigres,allí donde gacelas saltan con las grupas carnosas esperando la zarpa que cae una vez y otra y otra, eternamente? Así es el cielo al que aspiro. Un cielocon mis fauces y mis garras. O el cielo de las garzasen el que el tiempo se mueve tan despacioque el agua tiene tiempo de bañarse y retozar en el agua.O el cielo carnal de las begonias en el que nunca se apaganlas luces iridiscentes por secretear con sus mejillas de arrebolados maquillajes. El cielo cruel de los pastos,esperanzador y eterno como la existencia de los dioses. O el cielo multifacético del vino que está siempre soñando que gargantas de núbiles doncellas se atragantan y se ríen.




Lo que queda no hubo manera de enmendarlopor más matemáticas que le fuimos echando sin reposo,ya estaba medio mal desde el principio de las erasy nadie ha tenido la holgura necesaria para sentarse a deshacer el apasionante intríngulis de la creación,de modo que se queda como estaba, con sus millones,billones, trillones de galaxias incomprensibles a la mano,esperando a que alguien tenga tiempo para ver los planosy completo el panorama lo descifre y se pueda resolver.Nos vamos. Hago una caravana a las personas que estoy echando ya tanto de menos, y digo adiós.